Manifiesto en repulsa a las agresiones
Los miembros de la comunidad educativa del IES Huerta Alta en Alhaurín de la Torre, Málaga, queremos manifestar nuestra repulsa ante cualquier falta de respeto cometida contra alguno de los miembros pertenecientes a su comunidad: alumnado, familias, personal de limpieza, administrativos, conserjes o docentes.
Como profesores, es nuestra intención denunciar el pésimo trato que, en frecuentes ocasiones, recibimos en las aulas y la falta de apoyo que percibimos por parte de algunos padres, madres o tutores legales a la hora de revertir este comportamiento. De igual forma, aprovechamos este manifiesto para agradecer las palabras amables y las miradas cómplices de muchos otros, que promueven una atmósfera cordial. Sólo trabajando incansablemente todos juntos podremos conseguir que nuestros alumnos, sus hijos, sean ciudadanos amables, sensatos y responsables.
Desde hace ya varios cursos, somos conocedores de numerosos casos de agresiones verbales y conductas inapropiadas en muchos otros centros de la provincia, la comunidad y el país a través de la prensa y de los comentarios de otros compañeros y compañeras de profesión. Aunque las faltas de respeto hacia los docentes son más llamativas y numerosas, queremos señalar también que, en general, están aumentando las faltas de respeto hacia toda la comunidad educativa. Estamos cansados de que estas conductas sean ignoradas continuamente por los órganos competentes y por parte de nuestra sociedad. Hemos constatado cómo cada vez más estudiantes se dirigen a nosotros de manera despectiva e irrespetuosa, llegando incluso a cuestionar nuestras instrucciones o nuestra autoridad. Además, a todo esto se le une una actitud violenta, desafiante y soberbia por parte de este sector concreto del alumnado.
Estos hechos nos entristecen y nos preocupan. Asimismo, nos invade un profundo sentimiento de desamparo, frustración y desilusión que lleva, inexorablemente, hacia un estado de ansiedad del todo inapropiado para los que decidimos dedicar nuestras vidas a la enseñanza. Por una parte, el hecho de que el resto del alumnado tenga que ser testigo de estas agresiones verbales, no hace sino dificultar y desviar su propio crecimiento personal, normalizando y viendo como ejemplo, diariamente, comportamientos inadecuados, vejatorios e imputables. Por otra parte, la ausencia de respeto pone en peligro la natural convivencia y anula valores como la tolerancia, la educación o el civismo, siendo éstos los cimientos de cualquier centro educativo en el mundo.
Por todo esto, pedimos apoyo por parte de las autoridades educativas competentes y rogamos que se tomen las medidas oportunas para que esta situación deje de darse dentro de cada centro.